37 aniversario de la Beatificación de la Madre Paulina

Jueves 14 de Abril, 2022
Un 14 de abril del año 1985, el entonces Papa Juan Pablo II presidió la ceremonia de Beatificación de la Madre Paulina von Mallinckrodt, fundadora de la Congregación las Hermanas de la Caridad Cristiana, Hijas de la Bienaventurada Virgen María de la Inmaculada Concepción.

Publicamos a continuación la Homilía del Santo Padre Homilía con motivo de la Beatificación de la Madre Fundadora.

"El mensaje espiritual de la bienaventurada Paulina von Mallinckrodt podemos resumirlo en un programa de vida muy concreto y actual: seguimiento de Cristo sin reserva y con una fe inquebrantable; abnegada entrega al servicio de los más infelices y pobres por amor a Dios.

La Madre Paulina von Mallinckrodt poseía ricos dones naturales: carácter amable, sencillez, confianza en el prójimo, consecuente aspiración para lograr su fin; constante fidelidad a los principios fundamentales de su vida, aún en las pruebas y dificultades; espíritu de sacrificio, con el cual trataba de darse incondicional y magnánimamente a todos.

Estos ricos dones, que Dios le había confiado en una medida tan extraordinaria, encontraron en ella su culminación mediante una fe profunda. Este regalo, recibido en el bautismo, se desarrolló plenamente bajo la dirección de su madre y de sus profesores. Ella creció en el seno de una familia, en la cual reinaba el mutuo amor y respeto, en una atmósfera que no estaba libre de un silencioso sufrimiento a causa de la diversidad de confesiones de los padres: la madre creyente católica y el padre convencido protestante. con la ayuda de la gracia se consolidó en Paulina la fidelidad de su fe en Cristo mediante la confrontación con esta situación familiar.

Pero hubo en su juventud también un período crítico, un tiempo de grandes sufrimientos interiores, lleno de escrúpulos, angustias e inseguridades, que solo pudo vencer mediante la oración profunda y suplicante y confiando en la ayuda de Dios. Y Dios estaba con ella y encendió en su alma una luz de fe tan luminosa que con razón puede llamarse una "Gracia extraordinaria de la Fe". Mediante esta nueva visión, recibida de Dios, pudo exclamar:" Esta fe penetró en mi ser tan lúcida y claramente que creí más en ella que en la luz de mis propios ojos."(de su autobiografía)

La fe hizo de Paulina-como atestigua un contemporáneo- una persona de una sola pieza, lúcida y transparente como la misma luz e igualmente sencilla. De modo que ya a los dieciocho años reconoció el especial llamado de Dios a la vida religiosa que había de ser el fin de su vida

Fue una fe consciente y heroica con la cual soportó sufrimientos, amarguras y diversas pruebas, y se revelaba en su amor a Cristo y a su Santísima Madre María, a quienes se había entregado con plena confianza y sin reservas. Por la aspiración de vivir para y en Dios y procurar su gloria aumentó en ella la gracia, mientras buscó la fuerza en la oración y en una vida profundamente eucarística.

Del amor a Dios procedió su natural y espontáneo amor al prójimo. Con toda ternura se dedicaba a cuidar a los infelices niños ciegos, a quienes quería procurar luz interior como reflejo de la luz divina. Por amor a Cristo fundó la Congregación de las HERMANAS DE LA CARIDAD CRISTIANA con el fin de dedicarse al cuidado de los ciegos. Junto con esta misión trató de ayudar también a otros necesitados; todos encontraron en ella y en su gran obra, alivio, consuelo y sobre todo amor. Este amor al prójimo la impulsó finalmente a agregar a su obra aún otra actividad: la educación e instrucción de la juventud, considerándola una exigencia urgente de su época.

Los planes de la bienaventurada fueron audaces; pero con silencioso y humilde recato supo esperar la hora de Dios. Su obra se desarrolló con éxito, aún entre muchas dificultades y continuas luchas.

Justamente en el tiempo de su mayor expansión estalló una terrible tempestad de persecución que parecía aniquilar su obra: Llegó el "Kulturkampf". Pero también en esta situación demostró la Madre Paulina su apertura interior para la voluntad de Dios y estuvo dispuesta y capaz de confrontarse con las dificultades y de seguir el camino de la cruz.

La Madre Paulina es un modelo de vida. A las angustiosas inquietudes del hombre moderno indica ella hoy un camino hacia la paz interior: buscar valerosamente y confiando en Dios al hermano que sufre. Así es actual su mensaje, como la búsqueda de Dios es siempre actual. (L´Osservatore Romano 19 de abril 1985)

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